Debería haber escrito tres o cuatro entradas tras su encuentro inesperado y su conversión con Ella el día anterior, pero no lo había hecho. Se sentía tan abatido, tan solo, que ni siquiera encontraba consuelo en su secreto Refugio.
Suponía que era así como se sentían las personas cuando nada en sus vidas estaba en su sitio, cuando las ilusiones se habían ido apagando una a una.