Atribuciones

Verla después de una semana y pasar un rato con Ella, fue como una bendición. Que Ella estuviera seria, con aspecto preocupado y algo ausente le preocupaba, pero en el nuevo reparto de «atribuciones, derechos y deberes concernientes a Ella» que acababa de inaugurar y empezaba a implantar en su corazón, aquellas sensaciones quedaban fuera de su ámbito de actuación, salvo que Ella se las manifestara personal y directamente.

Por eso, y aunque durante la cena se repitió el mismo patrón con Ella rehuyendo su mirada, volvió a bloquear el ansia por preguntarle, por averiguar, por obsesionarse, por tratar de salvarla de vete tú a saber qué. Nunca iba a dejar de amarla, pero sí que tenía que aprender a hacerse a un lado.