Munición

Había perdido la cuenta de las entradas en su Refugio que podía haber escrito en los últimos días de haber podido dedicarse a ello, especialmente tras aquel escueto mensaje en el Ella le contaba cuán devastado estaba Su mundo, pero en el que a la vez le pedía que se centrara en él mismo. Él sabía que, especialmente en un momento tan delicado, Ella sólo pretendía que sus problemas no le salpicaran a él, que no le despistaran a tan pocas semanas del examen más importante de su vida, pero lo que consiguió fue justamente el efecto contrario. Quizá fuera porque Ella sí que había logrado pasar página desde aquel «ya no puedo esperarte más» que le había dicho un año y medio atrás, o simplemente porque no se daba cuenta de que, como decía la canción, uno era capaz de dispararle a la luna, de extinguir el sol, cuando se ama a alguien.

Y aunque él andaba a muy corto de munición, estaba decidido a seguir disparando hasta la última bala.