La espiral de tinieblas casi le arrastró, pero justo cuando su cable de vida daba síntomas de empezar a ceder, una mano salvadora en forma de comida improvisada con amigos y unos ojos ya casi olvidados tiraron de él hacia arriba.
Seguía estando muy tocado, Su ausencia continuaba devorando sus entrañas, pero había recordado de repente que aún quedaban caminos por descubrir y recorrer. Así que apretó los dientes, cerró con fuerza los puños, y comenzó a levantarse de nuevo.