Le había sorprendido que Ella le escribiera para concertar una comida juntos (aunque no solos), y más después de lo solo que se había sentido aquel fin de semana en especial. Al final tuvieron que posponerlo para varias semanas después por problemas «de agenda», lo que disipó un poco la emoción del momento, y se traduciría seguramente en otra temporada de silencio y distancia hasta que se acercara la fecha.
Pero lo que más le llamó la atención fue el foco que Ella puso en «ese será nuestro día» o «para hablar tranquilamente». Se desconcertó un poco y comenzó a preguntarse si aquello sería un nuevo principio, o el final definitivo de todo.