Mientras charlaban de nimiedades, recordaron aquel día en que Ella llegó a su límite físico, y su tesón y su voluntad de hierro la llevaron a superarlo, mientras él la animaba maravillado a medio metro con lágrimas en los ojos. Ella recordaba aquel esfuerzo titánico con disgusto y cierto arrepentimiento. Él, con fervor y ternura.

Al meditarlo, se estremeció de pensar en cuántos momentos y detalles tenía él atesorados en lo más hondo de su corazón que quizá Ella recordaba con desencanto, hastío o indiferencia.

O aún peor, que Ella ni siquiera recordaba.