Después de su pequeña excursión nocturna a la ciudad vecina y casi sin haber dormido, ya estaba preparado de nuevo para otra comida, otro tardeo, otra nocturnidad y lo que se terciase.
Para lo que no estaba preparado era para encontrarse con Ella, porque estaba seguro de que se iban a encontrar. No sabía ni cómo ni dónde, pero se iban a encontrar. Tampoco sabía cómo iban a reaccionar ninguno de los dos, si iban a hablar o no, si se iban a ignorar, si ella mostraría su lado altivo y orgulloso, si él se mantendría firme o caería a Sus pies como siempre.
No sabía nada, porque no tenían ningún tipo de contacto. Y el hecho de no saber, le inquietaba y le hacía sentirse inseguro. Se iban a encontrar, y no estaba preparado.