Le gustaba especialmente sentarse en su balcón las noches de lluvia, por más que significasen que había vuelto solo a casa una vez más.
Lo que no le gustaba era que le engatusaran, que le diesen coba durante todo un día para luego dejarle tirado a la primera de cambio. No le gustaba seguir siendo el tío simpático y agradable, era una historia demasiado vieja y demasiado repetida.
No le gustaba ser el tío buena gente.
Cada vez menos