Por extraño que pudiese parecer al viajar cuatro personas juntas, en aquel coche solía reinar el silencio, lo que terminaba siendo criminal para un sobrepensador como él.
Si es era duro estar dándole vueltas a la cabeza en las innumerables horas de soledad de cualquiera de sus días, hacerlo también cuando estaba acompañado era simplemente agotador.