Había disfrutado mucho de otro día de evento en el gimnasio, como siempre, pero la realidad era que había fallado su plan A, su plan B y su plan C. Por fracasar, había fallado hasta su plan Z, aquel que solo existía en lo más profundo de su corazón y requería de una auténtica carambola cósmica para poder realizarse.
Estaba convencido de que, en algún momento, su suerte habría de cambiar, pero qué larga se le estaba haciendo la espera…