Una vez más, había retorcido sus horarios con tal de sacar un rato para verla. Y después de casi dos meses sin hacerlo, y aún estando Ella medio convaleciente, volvió a asombrarse con Su belleza y Su elegancia. Pero apenas cruzaron unas pocas palabras en el escaso tiempo que él pudo escamotear para Ella, y más allá de los gloriosos segundos que sostuvo Su mano en el momento de la despedida, le dolió comprobar que no tenían apenas nada más que decirse.
Así que, una vez comprobado que Su estado de salud era el correcto y que era muy improbable que Ella le necesitase para nada, él tomó camino a un concierto al que no quería ir, autoconvenciéndose de que quedarse a Su lado iba a ser aún peor.
Semanas atrás le había dicho que se iba a alejar de Ella, y su palabra era de las pocas cosas que todavía conservaba. Aún con el corazón roto.