Se le hacía difícil resistir la tentación de escribirle por privado para interesarse por Su estado, ofrecerle una vez más su ayuda y apoyo o, simplemente, por darle conversación si se aburría. Pero realmente estaba convaleciente de una operación seria, y dudaba que fuera él quien acudiese a Sus pensamientos en aquella situación y entre dolores.
Así que se conformaba con poner chistes y algún mensaje en el grupillo que tenían, confiando en que aquello fuera suficiente para que Ella supiera cuan preocupado estaba y cuan impotente de sentía.
Y, mientras tanto, no paraba de repetirse a sí mismo que aquello solo era un paréntesis, que cuando estuviera recuperada él retomaría el camino que le alejaba de Ella.