No le estaba siendo nada fácil emprender su nuevo camino. Había demasiados vínculos, demasiadas rutinas, demasiados sentimientos tan profundamente enraizados dentro de él después de dos décadas, que tenía que obligarse a no pensar, a no sentir, a no buscar, a no escribir, y era un tremendo esfuerzo.
Y encima estaba el tema de Su inminente cirugía, que le tenía tan preocupado que deseaba escribirle a todas horas. Pero no iba a hacerlo. Le había prometido a ambos que se iba a alejar, y estaba decidido a mantener su promesa a toda costa. Seguiría estando pendiente y disponible por si ocurría algo serio, pero nada más. Porque en aquel par de semanas se había dado cuenta de cuán huérfano de amor y cariño estaba, y tenía que remediarlo.
Lejos de Ella.
A toda costa.