Era curioso cómo a veces canciones inesperadas arruinaban todos sus esfuerzos. Como aquella misma noche en que, de forma totalmente aleatoria, Nickelback vino a recordarle que «intentar no amarla, solo le hacía quererla aún más«.
Puta bida.
Era curioso cómo a veces canciones inesperadas arruinaban todos sus esfuerzos. Como aquella misma noche en que, de forma totalmente aleatoria, Nickelback vino a recordarle que «intentar no amarla, solo le hacía quererla aún más«.
Puta bida.