Notificación de llamada perdida de Ella: instante de corte de respiración, casi paro cardíaco, y rabia contra sí mismo por no haber tenido el móvil encima en aquel momento.
Le devolvió la llamada, y aunque al final fuera para un chisme sin importancia, la alegría que le produjo el simple hecho de que Ella quisiera llamarme ya fue enorme; escuchar de nuevo Su voz, sublime.
Luego pensó en el esfuerzo sobrehumano que le iba a suponer volver a bloquear todo lo que «sonase» a Ella, dejar de escribir sobre Ella, porque después de una noche y un día juntos y una simple llamada de chismorreo, saldría corriendo tras Ella donde fuese, se escaparía a donde Ella estuviera si se lo pedía. Incluso aunque no se lo pidiera.
Lo que fuera por aquellos ojos y aquellos labios.
Archivo por días: 5 agosto, 2024
Jodidamente maravilloso
Tenía toda la pinta de ser un pequeño paréntesis, pero la noche de su cumpleaños Ella volvió a ser Ella, él volvió a ser él, y juntos volvieron a ser como siempre: buscándose, mirándose, rozándose, teniendo que emplearse a fondo para disimular en medio de la gente. Muy a fundo, de hecho, para no besarse en algún momento concreto. No era el triunfo con que él soñaba, pero era un pequeño consuelo.
Lo mejor fue que al día siguiente Ella le invitó a pasar el día en Su piscina, y fue un día maravilloso. Ella seguía siendo Ella, él seguía siendo él, y se buscaron y se miraron, y aunque tuvieron que multiplicar las precauciones por mil, casi buscaron el momento para besarse. Al final el riesgo era demasiado alto, y se impuso la prudencia.
Así que cuando él llegó a su casa, decidió terminar por todo lo alto y le mandó la canción que tenía reservada desde hacía meses, y que había jurado que no le enviaría. Aunque al día siguiente Ella se marchase por un mes y volviera el silencio y la distancia, y él retomaste el plan de dejar de escribir y separarse del todo de Ella, aquel domingo jodidamente maravilloso bien merecía una buena canción.
Y, ¿quién podía asegurar que una conjunción cósmica e inesperada, igual que la del añorado 16 de diciembre, y un poquito de voluntad no les iba a colocar a ambos en los brazos del otro?
Soñar seguía siendo gratis.