Sobresalto

Se despertó sobresaltado, tanto que un par de horas aún no había podido dormir de nuevo. Y todo porque, bien por la preocupación por su futura operación o por la sesión de bourbon y canciones, había vuelto a soñar con Ella. Pero había sido un sueño tan vívido, tan real, que con el sobresalto del despertar repentino se encontraba desorientado, desubicado y desamparado. Aún creía poder sentir Su aliento en cara, la humedad de Sus labios, el rumor de Sus gremios en los oídos, el tacto satinado de Su piel en la yema de los dedos.

Porque no había nada en el mundo, ni siquiera remotamente parecido, que pudiera compararse a hacer el amor con Ella.