Pues sí, habían caído sus defensas y bien caídas. Solo había necesitado un simple mensaje de Ella para invitarla a una fiesta a la no iba a ir de ninguna manera, y a volver a proponer la recuperación de «la noche de tequila» que habían ideado juntos un año y medio antes, y que volvieron a pensar en la otra fiesta en Su piscina del mes anterior.
Pero aquello no podía ser, tenía que volver a controlarse, a los bloqueos, a obligarse a fijar otros objetivos, porque el verano era muy largo y el abismo al que peligrosamente se acercaba era muy profundo y muy negro, como ya comprobó el año anterior. Y Ella, aún con Sus tímidos amagos, iba a estando muy lejos de él.