Aunque se esforzaba por todos los medios en no hacerlo, a veces no podía evitar preguntarse en si Ella pensaría en él: la respuesta evidente era que no, dado que apenas se veían y no mantenían contacto ni siquiera en redes sociales.
Pero, por otra parte, algo le decía que en realidad sí que lo hacía. No podía explicarlo, era solo una intuición, pero la sensación de que Ella sujetaba el otro extremo del hilo rojo en contra de todo, vivía anclada en lo más profundo de sus entrañas.
Pero el hecho de que Ella lo ocultarse, de que se esforzara en oponerse no era sino el motivo definitivo para que él cerrase aquella puerta de una vez, de que renunciase definitivamente a un amor tan grande que se había convertido en doloroso. Porque, aunque él supiese que nuca sería capaz de soltar el extremo del hilo rojo, también sabía que el recorrido era el mismo en ambas direcciones.