Estacazo

De verdad que no sabía qué era lo que hacía tan mal. Porque se esforzaba por ser honesto, por ser simpático, por tener buen humor, por ser comprensivo y respetuoso, por ser dócil y complaciente. Pero al final el resultado era siempre el mismo, estacazo y hasta nunca.

Quizá es que en una sociedad tan falsa, superficial y ficticia ya no había sitio para personas como él. Quizá era que si no se era egoísta y canalla, si no se tenía la imagen o la barbita o el peinado, no se era digno de atención, lo cual le entristecía aún más.

Nada peor para un corazón machacado que obligarle a traicionarse a sí mismo.