Maktub

Había pasado casi una semana, pero a él le parecía casi una vida. El primer par de días fue terrible, pero aguantó. Luego Ella se fue de puente a la capital, y apenas tuvieron contacto. Pero lejos de hundirle, aquellos días le sirvieron para darse cuenta de que Ella estaba a otras cosas, que no tenía sentido seguir insistiendo, que probablemente el llavero y la despedida le habían facilitado a Ella una retirada fácil que, por Sí misma, no habría sabido como afrontar, que Ella no iba a volver.

Así que se cuidó de evitar, las canciones, los lugares, los recuerdos, el bourbon. Y aunque seguía pensando en Ella a todas horas y le dolía como una daga atravesada en las tripas, ya no tenía el nudo perpetuo en la garganta, porque estaba seguro de dos cosas: la primera, que Ella le quería, aunque no como él necesitaba; y la segunda, que todo se resumía en una sola palabra: maktub.