Y cuando pensaba que las cosas ya no podían empeorar, Ella le escribió para preguntarle por la amiga de la noche anterior, y contarle que estuvo «trabajando» para ver si algo surgía de aquella velada con la nueva aparición. Él, entre preocupado y esperanzado por si Ella sentía celos, y Ella escribiéndole la peor y más dolorosa frase que él podía recibir: «vaya, mira que la chica me gustaba para ti…»
Quizá aquello terminaba de clarificar lo que Ella había decidido para él, y que lo de la noche anterior había sido solo un amago de recaída, un espejismo. Con todo lo que él la deseaba y la necesitaba…