Espejismo

Y cuando pensaba que las cosas ya no podían empeorar, Ella le escribió para preguntarle por la amiga de la noche anterior, y contarle que estuvo «trabajando» para ver si algo surgía de aquella velada con la nueva aparición. Él, entre preocupado y esperanzado por si Ella sentía celos, y Ella escribiéndole la peor y más dolorosa frase que él podía recibir: «vaya, mira que la chica me gustaba para ti…»

Quizá aquello terminaba de clarificar lo que Ella había decidido para él, y que lo de la noche anterior había sido solo un amago de recaída, un espejismo. Con todo lo que él la deseaba y la necesitaba…

Bandera blanca

Cuando todo lo que podía salir mal terminaba saliendo peor, era cuando él levantaba la bandera blanca y pedía a gritos firmar su rendición. Porque una cosa era encajar golpes durante años y años y levantarse una y otra vez, y otra cosa era que la vida le cerrase en las narices cada puerta, incluso cada ventana, que él se esforzaba por abrir. Más que resignación, era algo que le parecía rayar en la crueldad.

Y más teniendo en cuenta que él tenía más que claro cuál era la única puerta que estaba destinado a cruzar.