Lo había escrito muchas veces antes a lo largo de todos aquellos años. De hecho, incluso consultó sus archivos para ver en cuántas ocasiones lo había hecho, aún por simple curiosidad, y el hecho de obtener más resultados de los esperados le causó cierta sorpresa.
Pero más allá de archivos y estadísticas, lo único real era que, por muchos años que hubieran pasado, su último pensamiento de cada noche y el primero de cada mañana eran para Ella, y en aquel momento más que nunca.