Tener que morderse los dedos cuando sabía que era día de fiesta, que Ella estaba disponible y que, probablemente, se mordía los dedos con tantas ganas de escribirle como las que tenía él…
La vida era injusta.
Tener que morderse los dedos cuando sabía que era día de fiesta, que Ella estaba disponible y que, probablemente, se mordía los dedos con tantas ganas de escribirle como las que tenía él…
La vida era injusta.