Por enésima vez, se quedó mirando la pantalla del móvil sin saber qué escribir: sin tener casi ningún contacto con Ella, poco o nada le quedaba por decir; y lo que era peor, había empleado tantos años en convencerse de que sería sólo con Ella, de que nadie le miraría como solo Ella sabía hacerlo, que cuando se veía en situación, se bloqueaba y se sentía incapaz primero, y estúpido después.
Porque, más allá de las urgencias físicas, lo que necesitaba no era un amor ni una pareja, sino sentir que su vida cobraba sentido de nuevo, que la primera marcha engranaba y todo volvía a ponerse en marcha otra vez. Aunque fuera lejos de Ella, aunque tuviera que reinventarse de nuevo.
Y sin embargo allí seguía, después de desperdiciar un día entero en ferias, bailes, gin tonics, y mensajes de instagram, mirando la pantalla del móvil sin saber qué escribir.