Le dijo a todo el mundo que los días en la costa habían sido fantásticos, que había desconectado de todo, pero era mentira: había estado a escasos veinte kilómetros de Su apartamento, el mismo donde habían pasado juntos mil veraneos y puentes, el mismo donde Ella le besó por sorpresa años atrás. Había recorrido la misma pasarela que con Ella, se había relajado en la misma playa que Ella le enseñó.
Así que no, no había desconectado nada, más bien al contrario: había empleado cuatro días en bloquear recuerdos y sentimientos, en obviar las fotos de años anteriores que las redes se empeñaban en traer de vuelta, en convencer a su corazón que aquello era ya el pasado y que Ella no iba a volver. Pelear siempre era duro, pero pelear contra uno mismo era mucho peor.