Lo malo de dejar volar la imaginación con Ella era que se veía en situaciones que debieron ser y nunca fueron, pronunciando palabras que debieron oírse pero nunca se dijeron, sanando heridas que debieron curarse pero nunca se cerraron.
Sin embargo, por más que todo aquello solo existiera en su cabeza, el dolor, el enfado, la frustración o la tristeza que sentía al imaginarlo eran bien reales.