Sabía lo que sentía en lo más profundo de su ser, sabía lo que le dictaba la razón, sabía que existían evidencias de sobra, pero aún así se resistía a ponerlo por escrito. Porque si lo escribía, sería aceptarlo y formalizarlo, y no sé sentía preparado para admitir que su historia con Ella había terminado, del todo.
Su tarro de las tristezas estaba demasiado lleno, su mundo demasiado vacío, su corazón demasiado roto.