No sabía nada de Ella desde Nochevieja, desde que habían tomado la última copa juntos, y Ella le había escrito después del toque de queda. Desde que Ella le mandase Su Canción, aquella que él había escuchado un millar de veces tratando de ponerse en Su piel, para terminar viéndose él mismo reflejado en la letra. Aquella canción que Ella le rogó que no compartiera en redes sociales, y a lo que él obedeció, como siempre.
Después de dos semanas de Silencio absoluto, él se preguntaba si aquella canción seguiría siendo Su Canción, porque estaba claro que, para él, sí que lo era