La distancia y el silencio le iban pesando cada vez más y, aunque continuaba acordándose de Ella mil veces al día, que los confinamientos y los toques de queda les impidieran verse siquiera reducía lo que podía escribir a una sola cosa: la echaba de menos, con todas sus fuerzas.
Iba a ser duro no poder contar con Ella con lo que se avecinaba en su vida.