No pudo evitado; después de una velada inesperada con Ella, manteniendo todas las distancias físicas y emocionales de las que fue capaz, huyendo de Sus ojos tanto como pudo, llegó el momento la verdad y sucumbió: salió a su terraza, leyó Su mensaje en el chat, se sirvió un bourbon doble y escogió una de Sus canciones. Y se dejó caer.
Publicó una foto con la banda sonora, se sirvió otro bourbon doble y estuvo contemplando las luces de la ciudad hasta que empezaron a volverse borrosas, sin saber muy bien si por el efecto del alcohol o por las lágrimas que empañaban sus ojos. Lo único que sí sabía era que la amaba más allá de toda razón, y que mientras Ella volviera a mirarle de aquella manera él seguiría recordándoles de aquella manera, con los ojos entrelazados, sintiendo el castigo de volver una y otra vez a la casilla de salida.