Temía la llegada de los fines de semana. Aunque hacía meses que ya no quedaban para las cañas o para cenar, el grupo de amigos que compartía con Ella seguía siendo el mismo, así que antes o después terminarían coincidiendo.
Nunca fue fácil desengancharse de nada, pero tenerla cerca, aunque casi no cruzaran palabra como la última vez, significaba recaída segura.