Enjaulado

La verdad era que lo estaba llevando más o menos bien. El asunto del confinamiento ayudaba, ya que no permitía ningún tipo de oportunidad de verla, ni de estar cerca de Ella. Y que le ignorar a por completo en las redes sociales era algo a lo que estaba acostumbrado desde hacía tiempo, y apenas le afectaba. Pensaba en Ella, claro, pero lo tenía bajo control, y estaba más centrado en prepararse en el momento del reencuentro que llegaría antes o después; y en Su indiferencia, porque aunque debió de tener un momento de flaqueza cuando se dio cuenta de que él se rendía del todo, y por ello le envió aquella canción de tantos años atrás, él sabía cuán orgullosa era, y Ella le haría pagar muy cara aquella deserción. Pero tenía tiempo y condiciones para prepararse, y seguía convencido de su cambio de rumbo. Al menos, por el día…

… Porque, por la noche, llegaban las canciones y el insomnio, y el ansia por escribirle, y la desesperación y la tristeza. Volvía a soñar con Ella, revivía los momentos intensos de los últimos meses, y se cuestionaba todas y cada una de las decisiones que había tomado. Así que la rueda comenzaba a girar de nuevo, y él se sentía como el hamster enjaulado, que se hartaba de correr y no iba a ninguna parte.