Volvió a soñar con Ella. Volvió a soñar que se veían, se sonreían, se miraban como sólo ellos sabían mirarse; volvió a soñar que hablaban, y que reían hasta que les dolía la cara; volvió a soñar que se besaban; volvió a soñar que hacían el amor; volvió a soñar que se amaban.
Después despertó, y se sintió entristecido, al comprobar que, de nuevo, todo había sido un sueño que nunca se iba a cumplir. Pero, al poco, cambió de parecer: por más que todo se pusiera en su contra, sus sueños eran suyos, y nadie se los iba a poder arrebatar. Ni siquiera Ella.