La situación era realmente complicada: una guerra ajena los había colocado a ambos en bandos contrarios y enfrentados. Él había tratado de explicarle las dos versiones de la historia, pero Ella no parecía estar por la labor de escuchar. Para él, tan acostumbrado a luchar, ceder e incluso rendirse por la gente que quería, aquella situación solo podía significar que, no ya él mismo, sino su propia familia, significaban mucho menos de lo que siempre había pensado.
Y aquello, aparte de ser tremendamente injusto, lo cambiaba todo.