Era incapaz de comprender cómo, después de tantos años y de tenerlo todo tan claro, le seguía doliendo tanto separarse de Ella.
La respuesta era sencilla: en un mundo de mediocridad y desesperanza, Ella era como un faro en una noche oscura, como una hoguera en pleno invierno, como un trago de un buen bourbon: Ella era la eterna promesa, la oportunidad de seguir creyendo en la magia.