Había fantaseado con ratos a solas, con conversaciones atrevidas, incluso con alguna mano furtiva que se deslizara un instante sobre la suya, pero quedaron en eso, en simples fantasías. El único trofeo que alcanzó fue una de aquellas miradas infinitas mientras ambos reían, que él consiguió consiguió aguantar hasta wow Ella bajo la vista.
Atesoraría aquella mirada en los meses venideros de travesía por el desierto, cuando la ausencia cortara como una navaja e incluso fantasear fuera doloroso.