Aunque resistió cuanto pudo, sus defensas estaban tan debilitadas que terminó abriéndole una rendija de su corazón. Le dejó entrever su abatimiento, le habló de cambios, pero optó por callar en el último momento. El final del verano le regalaría una última escapada rural con Ella, y quería recordarla como siempre fueron, días de emoción por cada mirada, por lograr un roce de piel con piel, por soñar que él era especial para Ella, por maldecir el destino que se empeñaba en mantenerlos separados.
Ya habría meses de soledad después para la cruda realidad y los cambios.