La echaba de menos, tanto, que no lograba pensar en otra cosa que no fuera tener algún tipo de contacto con Ella. Pero, al final, nunca hacía nada, ni siquiera un mísero mensaje de móvil preguntando cómo estaba. Escudándose en no comprometerla, en no querer ser pesado, había perdido su amor y su amistad.
En definitiva, su supuesta honestidad solo había enmascarado su profunda cobardía.