Que lo que tenían que haber sido unos días de relax y desconexión terminaran dejándole un mal sabor de boca, era algo que le mataba. Parte de la culpa era suya, por aquella dichosa manía de crearse expectativas que tenía desde pequeño. Pero la otra parte no era culpa suya, era que de donde no hay, ya no se puede sacar.
Si, al menos, hubiera estado Ella…