Parecía que Ella estába hecha de otra pasta. Quizá pudiera dar imagen de fragilidad a veces, pero nada más lejos de la realidad. Él se empeñaba equivocadamente en pensar que debía protegerla a toda costa, que debía ser su escudo contra todo mal, pero la realidad al final dictaba que más bien debería ser al revés. Y por eso se enorgullecia tanto con su energía, con su fuerza, con sus logros, aunque nada tuvieran que ver con él. Porque no había nada que Ella se propusiera y que no consiguiera de una manera u otra.
Ojalá algún día Ella se propusiera conseguirlo a él.