No solo salió bien la comida con infinidad de risas y diversión, sino que le cayeron del cielo un par de momentos con Ella de los que le devolvían la vida, y un plan improvisado para comenzar el nuevo año a Su lado.
Al día siguiente, cuando la sangre ya corría a ritmo normal y los «picos» se habían enfriado, llegó la cancelación del plan y la resignada decepción. Pero, al menos, había tenido sus pequeños momentos de gloria, y la tristeza había menguado una pizca.