Había días en que no conseguía encontrar las palabras. Aquel amor desmesurado se le atascaba en la garganta, y no lograba sacarlo de allí, impidiéndole respirar y hasta pensar. Aquellos días eran los peores porque, casi más que Su ausencia, le dolía verse privado de aquel pequeño refugio donde él se desahogaba, aún sabiendo que nadie lo leería. Su única ventana al mundo, su única vía de escape.
Había días en que no conseguía encontrar las palabras. Había días en los que la seguía amando demasiado.