Casi no podía salir de su asombro. Después de tantos meses de no saber, de quebraderos de cabeza, después de tanto silencio, Ella hizo una publicación tan clara para él como un cartel de neón. Las redes sociales eran muy peligrosas porque dejaban demasiado espacio a la interpretación, y a apropiarse de mensajes que no quizá no iban dirigidos a él, pero ahí mismo estaba la clave: él podía darse por aludido, podía dar un paso adelante. Podía creer.
Puede que al final perdiera la guerra, que todo fuera un malentendido o un absoluto fracaso, pero era un riesgo que tenía que correr. No se quedaría sin intentarlo, el cupo de «qué habría pasado si…» ya estaba completo.