Se suponía que unos días de viaje tendrían que aportarle el descanso y la tranquilidad que tanto necesitaba, pero solo sirvieron para destrozarle planes, crearle el doble de problemas y ahondar algunas heridas. Odiaba desperdiciar el tiempo de aquella manera.
Y, además, descubrió al regresar que estaría semanas sin verla.