Por primera vez en mucho tiempo, estaba tranquilo ante un evento en el que sabía que estaría Ella: entre la gran cantidad de asistentes, la música alta, la comida y la bebida, apenas si se cruzarían un par de veces. Ella sería como la estrella de un concierto, él como el telonero que actúa mientras el público aún entra al estadio.
Había aprendido la lección.