Como decía la vieja canción, él seguía esperando su tren. Con la aterradora sospecha de que, probablemente, el tren que esperaba ya hubiera pasado, pero con la necesaria esperanza de seguir esperando. Al menos para no tener que aceptar su derrota.
Como decía la vieja canción, él seguía esperando su tren. Con la aterradora sospecha de que, probablemente, el tren que esperaba ya hubiera pasado, pero con la necesaria esperanza de seguir esperando. Al menos para no tener que aceptar su derrota.