Parecía que los planetas se habían alineado: noche de fiesta, rodeados de gente pero solos, miradas que gritaban, sonrisas que prometían, manos que se demoraban más de lo debido, distancias asombrosamente cortas… Por fin aquella noche con la que llevaba media vida soñando.
Quiso alargarlo tanto, quiso disfrutarlo tan a fondo, que cuando llegó el momento, se le escurrió como arena entre los dedos, como el globo que se desinfla después de varios días.
Y supo, como sólo se saben las verdades universales, que si no había pasado nada entre ellos aquella noche, nunca jamás ocurriría.Nunca.