Lo malo de verla a menudo, de pasar ratitos maravillosos con Ella, era que, cuando todo volvía a la normalidad y las rutinas cotidianas la mantenían alejada, a él se le caía el mundo encima.
Lo malo de verla a menudo, de pasar ratitos maravillosos con Ella, era que, cuando todo volvía a la normalidad y las rutinas cotidianas la mantenían alejada, a él se le caía el mundo encima.