Se acercaba su cumpleaños, y él se desesperaba buscando el regalo perfecto. Tenía que ser algo sencillo, nada llamativo, pero que representara al mismo tiempo todo lo que Ella significaba para él, lo importante e imprescindible que era en su vida. Y después de semanas de devanarse los sesos, por fin lo encontró; le regalaría todo su amor para siempre, encerrado en dos simples palabras:
TE QUIERO
Al fin y al cabo, ¿qué había más puro y limpio que el amor verdadero?